Anika entre libros

Premios de Novela Ciudad de Torrevieja 2008. Página 1

Anika Lillo, noviembre 2008

Premios de Novela Ciudad de Torrevieja 2008. Página 1

Smiles0

 

Grandes cambios ¿A quién pervertiré? 

Como podréis imaginar, estos iconos no están elegidos al azar, tienen que ver con la crónica de este año, y los añadiré en su momento oportuno en cada caso (claro que los de fiesta y fiestorro no los añadiré en todas, pero así es como lo vivo yo siempre).

Los Premios de Novela Ciudad de Torrevieja reúnen cada año a muchos de sus invitados habituales, pero siempre hay sorpresas, así que la idea de conocer gente nueva pero, sobretodo, volver a ver a quienes ya conoces y no tienes muchas oportunidades de reencontrarte con ellos, es fantástica. De modo que yo esperaba ver a algunas personas... que no vinieron.

Quienes leísteis la crónica del año pasado seguramente recordaréis a los Chés (así llamaba yo a los periodistas J. R. Bertolín, Fausto Tortosa (que aún me debe fotografías), Toni Martínez (aquel que me odiaba antes de conocerme y luego nos hicimos súper amigos), Teresa (de la agencia Kéryx), Carlos Morenilla y Gonzalo Gayo (aunque éste iba más despistado y, por ende, a su bola).

Bien, pues allá que llego a la terminal de trenes y me dirijo al sitio donde hemos quedado: sala VIP. Entro y no hay nadie. ¡Pero si es casi la hora! ¿Se atreverán a llegar tarde? Obviamente sí, no sabéis cómo son de impuntuales esto/as chico/as, jeje. Claro que si al final todo se arreglaba y el problema era por el tráfico, yo ya les había perdonado. Pero no quedó ahí la cosa...

Mientras esperaba, mi marido y yo nos fuimos a almorzar y a fumar a la calle (aunque no entiendo por qué dado que la terminal es abierta y el humo no le puede llegar a nadie, pero así están las cosas para los fumadores), y a la vuelta veo a una primera persona que conocía del año anterior: Onofre Valldecabres (Radio Nou). Nos sorprendemos ambos de que no llegue nadie y hablamos con un chico que parecía no existir pero que estaba. Sentado en un banco, un periodista al que yo no conocía pero Onofre sí, me hizo saber casi sin hablar que él también pertenecía al grupo que iba a Torrevieja. Qué calladín, pensé.

Puesto que el tren no se iría sin nosotros (o sí, pero yo no podía hacer nada) me fui a comprarme esos pañuelos hippies tan chulos que suelen aparecer en mi cabeza cuando salgo en las fotos, en un puestecito de Etnia que hay en la terminal. Me gasto algo de dinero, observo que no llevo el billete en el bolso y recuerdo que ése era uno de los cambios: ahora los pasajes los lleva la Agencia. Vamos, que o vienen de la Agencia o el tren efectivamente se va sin nosotros.

Finalmente vuelvo a sentarme en el banco con Onofre y el chico invisible y termino por llamar a Teresa. Ya estaban llegando. Efectivamente, el tráfico (y es que la Estación, en Valencia, no puede estar en peor lugar situada, pues al lado está la Plaza de Toros y además está en pleno centro de la capital).

Aparece Teresa acompañada de un chico (Augusto) y una chica que me presenta como Vanessa. Y me entero del cambio número dos: Teresa se desliga de la agencia y Vanessa hará su papel en ésta, o sea que a partir de ahora veré menos a la rubia locuela de risa contagiosa, y más a Vanessa, morenaza, simpática, abierta y políglota como ninguna (por cierto, que demostró con creces que hacía más que bien su trabajo en la Agencia Kéryx).

Pero es entonces cuando llegan las malas noticias: Fausto y Toni no vendrán. Y Carlos Morenilla... igual aparece por Torrevieja pero no está muy claro porque va por su cuenta. ¿? Casi me da un patatús ¿con quién me muero yo de la risa este año sin mis chés? Tendré que buscar a alguien si a Bertolín le da por irse con otra gente... Así me iba a mí la cabeza cuando entramos en la sala VIP y me fijo en las dos caras nuevas... Augusto y Chico Invisible, que de tan invisible que quería ser no recuerdo ni su nombre.

Y el caso es que a mí la cara de Augusto me sonaba, pero no recordaba de qué (sí, la despistada de turno, o sea yo, había conocido a Augusto en la Feria del Libro de Valencia, pero el muy villano tampoco me dijo nada así que ¡no todo es culpa de mi memoria, ché! Para matarle, a él y a Teresa, por no decir absolutamente nada al respecto)

En la sala VIP empecé a escrutar con la mirada a los presentes... Mmmm, apenas dos chicos jóvenes (nada parecidos, por supuesto, a mi Fausto y mi Toni) que son los mencionados, y unos cuantos señores. Entonces descubrí que Chico Invisible existía porque se puso a hablar con Augusto, y para no aburrirme me fui a charlar con ellos. Y de esa forma descubrí también que Chico Invisible quería seguir siendo Chico Invisible. Les conté mis penas y les dije:

- Bueno, pues si no están Toni y Fausto, a alguien tendré que pervertir, así que he pensado en vosotros.

Chico Invisible me aseguró que él prefería estar en silencio, hacer su trabajo y santas pascuas. Ni beber, ni hacer el gamberro... qué pena ¡con lo que yo disfruto este evento!. Y Augusto... bueno, Augusto me dijo que dependía de las condiciones. Le aseguré que era una manera de decir "diversión" y risas, y dijo que se lo pensaría... Snifff ¿por qué no habían venido mis chicos? Qué solita me sentí. Al menos, pensé, tenía a Manel y a Bertolín asegurados (porque éste ya había llegado y estaba charlando con "señores"*).

* Utilizo la palabra "señores" porque es lo que me parecían, señores. Para mí aún no tenían nombre, sus caras no me sonaban de nada y en cierta forma eran los que habían sustituido a mis Chés.

A Chico Invisible lo que le molaba era descubrir caras y soltar gazapos orales. Había un señor que él, como periodista, reconocía físicamente, pero me soltó que era Baltasar Garzón. Casi me meo de la risa. Luego me dijo otros dos Baltasares (uno de ellos no era el rey mago, si no Baltasar Magro) y finalmente acertó de pleno: el señor con cara de divertido (no se me ocurre en este momento otra forma de definir lo que vi) era Baltasar Bueno (Valencia Hui).

¡Ah! Lo olvidaba, una de las pocas Chés que vino con nosotros es la Señora Fletcher. Obviamente no se llama así, es el mote cariñoso que le pusimos los demás chés, porque se parece horrores. En realidad es una de las periodistas que acudió también al evento el año anterior y que en este caso tendrá más relevancia que en la crónica anterior... Trabaja en Radio Luz, y debido a su parecido con la detective de ficción nunca recuerdo su nombre (que me perdone) ^.^

Finalmente subimos al tren y, desde luego, yo iba deprisa y corriendo para encontrarme con Manel porque sabía que el tren llegaba de Barcelona.

Nos faltó tiempo para ponernos al día como pudimos y supimos y, en un momento dado, recordé nuestro encuentro el año anterior, cuando yo iba muy rosa y él se quedó flipado. Había que verme... Aquella mañana decidí ir normalita, pero claro, normalita para mí no es lo mismo que para los demás (o eso dice mi madre). El caso es que llevaba trenzas, pero no dos, ni una en forma de empanada en la nuca, no... llevaba seis trenzas ^.^

- ¿No te parece raro verme así? -pregunté, esperando ver expectación en Manel. Lo que vi fue normalidad absoluta.
- No.
- ¿No? Llevo seis trenzas.
- Ya, pero tú eres así.
- ¡Ah! vale. -Sonreí, y esperé que nadie me viera como un bicho raro. Aunque claro, tampoco es que me importe mucho que a los demás les guste mi estilo. Mercedes Milà es mucho más hortera que yo y se queda tan ancha.

Para ponéroslo fácil... una imagen donde se ven casi todas mis trenzas, que pertenece a un momento de la fiesta en Pachá pero que sirve para que os hagais una idea. Bueno, aparte de las trenzas también se perciben mis arrugas... (en esta foto estaba diciéndole a Manel que no me sacara ninguna fotografía, obviamente desobedeció, pero como no le pago ningún sueldo no puedo amenazarle con despedirle).

 

Pacha3

A continuación, conversación eróticofestiva... (página 2, menú lateral derecho)

 

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