ángel caído

Opinión:

Primera entrega de una prometedora saga que, a decir de la propia autora, constará de no menos de cuatro novelas. Resulta inevitable efectuar paralelismos con Stieg Larsson, pero Åsa Schwarz se apresura a negar su influjo. Al parecer, ella había creado a Nova Barakel antes de que la primera de las archifamosas novelas de su compatriota, con Lisbeth Salander como estandarte, viera la luz. Sea como fuere, nos hallamos ante una buena muestra de lo que las plumas nórdicas son capaces de ofrecernos en cuanto a novela negra.

En este caso, además, cualquiera de nosotros puede visitar el perfil de la protagonista en Facebook (buscar Nova Barakel), un recurso promocional que nos sitúa en la nueva era de los personajes de ficción, que saltan a la realidad —virtual, claro— y nos permiten figurar entre sus miles de amigos desde la pantalla de una computadora. Es éste uno de los rasgos para mí más logrados y atractivos de esta novela: el realismo y la humanidad de sus personajes, tan imperfectos como cualquiera de nosotros, lejanos del arquetipo de héroes o villanos, cargados todos de motivos y razones, pero también de culpas.

El estilo directo de Schwarz aborda la narración sin perderse en prolegómenos interminables. Para ella, al menos en este género, los alardes narrativos quedan fuera de lugar. Es el hecho y sus circunstancias concretas lo que importa, así como la manera en que el lector asiste a cada escena, en ocasiones desde un primerísimo plano donde el detalle resulta vital. De manera sutil, sin embargo, la autora se ocupa de deslizar escenarios de una Estocolmo moderna que aún conserva el gris sabor medieval de sus orígenes. Todo es posible en el interior de unos muros del siglo XV, donde la anacronía de una webcam o un virus telefónico aporta la guinda tecnológica imprescindible.

El mensaje ecologista, verdadera motivación de Nova, está presente desde el inicio como justificante de su proceder. No podrá el lector evitar plantearse aquí el dilema de si es o no admisible la intervención directa, a veces invasiva o destructiva, de la propiedad privada. La causa bien parece merecerlo; Åsa Schwarz prefiere no pronunciarse.

Conceptos tan atractivos como el Arca de Noé, el calentamiento global, los nephilim o el Génesis, algunos de ellos sin relación aparente, son capaces de atraer por sí solos el interés de cualquier lector. Si a la presencia de todos ellos unimos un correcto manejo del suspense y de la acción, a veces trepidante, y un asunto de plena actualidad que hunde sus raíces en los orígenes de la especie humana, y que afecta implacablemente a su futuro inmediato, estamos ante un trabajo encomiable, digno de figurar en la biblioteca de todo buen aficionado a la novela negra y a la buena literatura en general. 
 
José Antonio Carbonell