Presentimientos

Opinión:

Muchas novelas de Clara Sánchez suelen estar enmarcadas en un ambiente muy concreto que tiene suma importancia en la narración, convirtiéndose casi en un "personaje" más de la trama: urbanizaciones en "Últimas noticias del paraíso", un edificio de oficinas en "Un millón de luces"o un barrio de familia bien en "El misterio de todos los días". En "Presentimientos" es de nuevo una urbanización, en este caso veraniega, el escenario en el cual se desarrolla la acción.

Básicamente, las novelas de Clara se centran en describir historias de amor / desamor sufridos por mujeres, enfrentadas a una pasión que escapa a su razonamiento o que la sobrepasan: Elena enamorada de Néstor, un adolescente, en "El misterio de todos los días" por ejemplo. En esta ocasión, el conflicto pasional se nos plantea desde una doble perspectiva: la turbulenta relación sentimental entre Julia y Marcus, que parece que no va a ninguna parte, y la revitalización de la que mantiene Félix con ésta, a raíz del coma. En muchos fragmentos de la novela los personajes hacen reflexiones acerca de la naturaleza absorbente o exclusiva del amor en el que al parecer gastamos demasiadas energías u otras similares. Clara consigue un gran logro al tramar temas de naturaleza sentimental sin caer en lo ñoño, sensiblero o cursi, utilizando un estilo claro y accesible, con enorme capacidad para mantener la intriga o el suspense en todo momento.

La autora ha optado por estructurar la novela en ocho bloques que corresponden a ocho días (más uno final que describe los acontecimientos que suceden en los posteriores). En cada uno de los capítulos incluidos en estos, Julia y Félix se alternan el protagonismo narrativo. Pienso que quizá la novela habría sido más "misteriosa" con un único protagonista (Julia), pero entiendo también que de este modo los personajes adquieren más riqueza. Al fin y al cabo "Presentimientos" no es sólo la historia de Julia y sus esfuerzos por reencontrarse con su familia, sino también la de un hombre que empieza a recobrar un sentimiento por su esposa que creía perdido para siempre. También esta experiencia le sirve a Félix en algún momento concreto para disfrutar de sensaciones placenteras que antes no se había permitido a sí mismo.

Hay otro aspecto muy interesante en ese sentido y es cuando Félix afirma que presintió que a Julia le había sucedido algo malo porque ésta, de alguna forma, se lo había comunicado mentalmente. Aunque pienso que esto sólo queda apuntado y que no se desarrolla del todo a lo largo de la narración, la sugerencia me parece uno de los hallazgos más importantes de la historia.

Todos consideran que Julia está encerrada en un largo sueño; sin embargo, a mí me da la impresión que en realidad ha entrado a formar parte de una realidad alternativa, ya que pienso que los "argumentos" oníricos suelen ser más caóticos o anárquicos.

Es cierto que la mayor parte de las anécdotas vívidas por Julia tienen mucho que ver con algunas teorías de Freud expuestas en "La interpretación de los sueños", sobre todo cuando afirmaba que soñamos con cosas y personas que hemos visto o conocido con anterioridad aunque fuera tan sólo un segundo. Pero, la odisea protagonizada por Julia me parece demasiado "lógica" y aunque, a veces, sucedan cosas que ella no puede controlar o entender, no es extraño que nunca se percate de que está atrapada en un sueño: todo lo que le pasa entra dentro de la "normalidad"; cualquier mujer "real" en una situación de auténtico desamparo, como la de Julia, habría pasado por las mismas fases o peripecias y habría reaccionado de manera parecida. Para mí, esto es una cualidad que dota a "Presentimientos" de una gran originalidad y provoca que nunca perdamos interés por las aventuras de Julia, perdida en la urbanización, y que éste además vaya creciendo conforme avanzamos en la lectura. Emoción y angustia se mezclan a partes iguales.

Quizá sea en los bloques destinados a resolver el conflicto de Julia es donde encuentro más pegas. Por ejemplo, La solución final aportada por Abel me parece algo excesiva y fuera de lugar, sobre todo porque ya queda claro que Julia ha tomado una decisión firme con respecto a su amante y también echo de menos una última conversación sincera entre Félix y Julia sobre el tema de Marcus. Además, la autora dedica los últimos capítulos a explicarlo todo. Me da la impresión de que busca con ello cerrar círculos por completo. Esto es de agradecer ya que por un lado no quedan "cabos sueltos", pero por otro lado permite al lector nula capacidad para imaginar respuestas por su cuenta.

El "viaje" de Julia me ha recordado un poco al del personaje interpretado por Burt Lancanster en "El nadador" (no tanto al relato homónimo de Cheever). Ambos buscan el camino de regreso a casa y tan angustiosa experiencia les sirve para descubrir las mentiras de sus respectivas vidas o enfrentarse con la cruel realidad de su fracaso personal. Quizá esto tenga que ver también con la profunda cinefilia de la autora.

Joseph B Macgregor