Anika entre libros

Ensayo sobre la lucidez

Ficha realizada por: Txema Ruiz
Ensayo sobre la lucidez

Título: Ensayo sobre la lucidez
Título Original: (Ensaio sobre a lucidez, 2004)
Autor: José Saramago
Editorial: Alfaguara
Colección: Biblioteca Saramago


Copyright:

Datos actualizados a edición más moderna o disponible

© Jose Saramago, 2004

© Santillana Ediciones Generales, 2004

Edición: 1ª Edición, Abril 2004
ISBN: 9788420401706
Tapa: Blanda
Etiquetas: política crítica social novela literatura portuguesa
Nº de páginas: 424

Argumento:

Durante las elecciones municipales de una ciudad sin nombre, la mayoría de sus habitantes decide individualmente ejercer su derecho al voto de una manera inesperada. El gobierno teme que ese gesto revolucionario, capaz de socavar los cimientos de una democracia degenerada, sea producto de una conjura anarquista internacional o de grupos extremistas desconocidos. Las cloacas del poder se ponen en marcha: los culpables tienen que ser eliminados. Y si no se hallan, se inventan.

Los protagonistas de esta nueva novela de Saramago, un inspector de policía y la mujer que conservó la vista en la epidemia de luz blanca de Ensayo sobre la ceguera, dan muestras de la altura moral que los ciudadanos anónimos pueden alcanzar cuando deciden ejercer la libertad.

Saramago, un escritor que se ha convertido en la conciencia lúcida de una época cegada por los mecanismos del poder, lanza una llamada de alerta: «Puede suceder que un día tengamos que preguntarnos Quién ha firmado esto por mí». Ese día puede ser hoy.

(argumento editorial)

 

 

Opinión:

 

Txema Ruiz

Verdaderamente inquietante y tenebroso el libro de Saramago, un auténtico aviso para incautos y procuraré explicarme para intentar eludir, en la medida de mis posibilidades, las descalificaciones que ha tenido que soportar el autor: para nadie es un secreto, opino, que la llamada democracia no es el absoluto el menos malo de los sistemas. Semejante afirmación no pasa de ser una frase hecha, más o menos bonita, pero que no responde a la realidad de hoy. La democracia se ha convertido en una farsa, es decir en la representación de una fábula, según la primera acepción del DRAE.

La democracia está hoy bajo sospecha y, en la mayoría de los países donde existe, sólo lo es de una forma meramente nominal. Es decir, sobrevivirá y será aparentemente respetada, mientras no se cuestione ni un solo de los preceptos que el sistema ha ido imponiendo a lo largo de los años. Esta idea es precisamente la que Saramago pone al descubierto. La democracia no valdrá de nada y será pisoteada en nombre de sí misma si los ciudadanos, aún en el ejercicio de un derecho reconocido -votar en blanco- cuestionan el sistema, "que libremente nos hemos dado".

Muchas veces me he preguntado que pasaría si, tal y como sucede en la novela, los ciudadanos, sin previo acuerdo, iluminados por una especie de lengua de fuego espiritual, acudieramos a cumplir con nuestro derecho cívico de votar pero lo hiciésemos en blanco de una forma tan absolutamente mayoritaria que pusiera en evidencia al propio sistema. ¿Cuál sería la reacción del auténtico poder? Y aclaro que empleo la palabra auténtico poder y no la de gobierno porque teóricamente la soberanía la tiene el pueblo y el gobierno es un mero órgano ejecutivo. Ahora bien, está, al menos para mí, que el auténtico poder está fuera del control ciudadano.

En algún momento creí que habría algún tipo de reflexión, de autocrítica, de propósito de la enmienda... Creo que, ahora, ya tengo la respuesta y no va en esta línea optimista. El poder auténtico no reflexiona, simplemente se ejerce.

Desde un punto de vista formal, la obra de Saramago se podría considerar una novela de intriga: un buen día los partidos políticos se encuentran con que los ciudadanos votan en blanco. Desde el gobierno, tras un debate sobre lo ocurrido, en la que imponen los "halcones", se inicia una investigación para saber que ha sucedido y se llega a la conclusión de que todo es obra de unos conspiradores, internos o externos, o ambos a la vez y en conjunción.

Nótese bien la barbaridad: el ejercicio de un derecho, es considerado un atentado contra la democracia, una maniobra de desestabilización. No hay responsabilidad del poder, hay conjura de los enemigos de la democracia. Me suena esta cantinela.

A partir de aquí, se inicia la trama: se trata de descubrir quienes son los responsables de esa confabulación antidemocrática, que cuestiona la legitimidad del poder.

Saramago, repasa como si los hubiera presenciado los debates imaginarios del consejo de ministros, las intervenciones de cada uno, su posición ante el problema y como, al final, se adoptan las soluciones más antidemocráticas para salvar a la democracia, de tal forma que los teóricos beneficiarios de la democracia son víctimas de ella. También me suena.

Por supuesto, la primera víctima es la libertad de expresión, con la complicidad de los medios de comunicación. Dicho sea de paso, esta parte del libro es especialmente reveladora del papel, muchas veces infame, que juega la prensa en el sistema democrático actual, lo cual no me extraña porque en definitiva es una de sus mayores beneficiarias. La prensa es parte del poder, no de los ciudadanos y, en este sentido recomiendo leer la entrevista que en esta misma web se le hizo al profesor Ramón Reig García, que aclara algunas cosas.

Y así llegamos a la segunda parte del libro. Nos pone Saramago en la piel de un comisario de policía -honrado- que se encarga de la investigación de la conspitación y, a través de su propia visión, nosotros vamos conociendo todos los hechos, hasta el desenlace final, que, evidentemente, no voy a descubrir.

Pero, además de desarrollar la trama con auténtico genio, con sabiduría, Saramago nos pone en guardia. Nos alerta contra un sistema que está corrompido hasta la médula y que, sencillamente, ya no sirve para nada. Y hay que entender bien el mensaje, no de forma torticera como algunos han pretendido presentarlo.

No se trata de conspirar contra el sistema democrático y alabar las dictaduras como sistema político de convivencia alternativa. No, nada de eso. Se trata de revitalizar la propia democracia, de que efectivamente sea útil a los ciudadanos, a todos, a la mayor parte y no sólo a unos pocos privilegiados. Pero, ¿es esto posible?

Yo, sinceramente, tras leer esta magnífica obra del premio Nóbel portugués, que considero uno de los mejores libros que he leído en toda mi vida, soy muy pesimista. No contamos con los medios necesarios para imponernos al sistema, hemos perdido demasiados años, hemos dejado hacer demasiadas veces al poder, no nos hemos comprometido cuando era posible y necesario y, ahora, ellos, han conseguido tener todos los resortes en su mano. Dominan por completo la situación, tienen la fuerza disuasoria, las armas, la propaganda y, de una forma u otra, el control absoluto de nuestras vidas. Es difícil, por no decir imposible, escaparse a su control.

Les pertenecen como feudatarios, los partidos, que en vez de representar las ideas, muchas veces sólo representan los intereses personalistas de sus dirigentes, su propia visión de las cuestiones, que aspiran a codearse con el poder verdadero. Recordemos que los partidos viven a costa del estado, luego son parte del entramado.

Lo mismo se puede decir de los sindicatos, de los medios de comunicación... Todos son beneficiarios y viven del propio sistema, por lo tanto no podemos contar con ellos para iniciar ese movimiento de regeneración democratizador. Sólo nos apoyarán hasta un determinado momento, después intentarán detener las reformas, capitalizar los pequeños éxitos, presentarse como salvadores. La inicial ilusión que generan los que sin duda, son en principio líderes honestos, acaba pronto en una terrible decepción. Algunos se radicalizan, otros dan la espalda al sistema y este acaba cada vez más podrido.

Es, desgraciadamente el caso de Lula en Brasil, lo es el de Fox en México, lo fue para muchos Aznar en España y lo será, con casi toda seguridad ZP. Y estoy convencido de que en su día fueron idealistas, honrados, sinceros con los ciudadanos.

Fue la revolución de los claveles en Portugal, la última romántica de Europa, vilmente traicionada, fue la modesta transición española, que ahora resulta que la propiciaron un rey designado por un dictador y los gobernantes que él designó. El pueblo no hizo nada, nadie se movilizó por la amnistía, nadie salió a la calle por la legalización de todas las fuerzas políticas. Tenemos una democracia otorgada. Lo malo es que no los hemos llegado a creer y así nos va.

El sistema, la democracia, que ha perdido, como señala Saramago en el libro, toda su esencia es la que engulló a esos que algún día fueron honrados y, con ellos, se fueron por las cloacas, aquellas que también sirven a la democracia, nuestras esperanzas.

Pero, imaginemos que un buen día decidimos colectivamente, denunciar el sistema con un voto en blanco. Inmediatamente saldrán los "demócratas de toda la vida" alertándonos del peligro del terrorismo internacional y de la confabulación de los enemigos de la convivencia, de inmediato se iniciará la caza y captura de los culpables, de los "miserables" que pretenden que la verdad no sea única y, posiblemente, acabaremos como los protagonistas de este libro, que considero de lectura imprescindible.

 

Jorge Gómez Soto 

He terminado de leer el libro y me apena decir que es el que menos me ha gustado de todos los suyos que he leído, y no han sido pocos. Reconozco que me pareció original el punto de partida, y que se tratase como criminales a los que simplemente habían ejercido su derecho democrático a votar en blanco, pero no sabría explicar por qué, no me ha terminado de enganchar. Quizá me esperaba algo tan absolutamente genial como "Ensayo sobre la ceguera", como "compartían" título y algunos personajes... pero no fue así.

Siempre vienen bien los tirones de orejas a los políticos (aunque no creo que les importen mucho), al sistema, y a nosotros mismos, claro. Y a pesar de esta crítica no dejaré de leer el siguiente que saque.

 

Esta reseña tenía en la web antigua 5 comentarios

 

 

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