álix y la llave de las maravillas

Opinión:

No miento si os digo que los dos adjetivos que me nacen al describir este álbum son “impresionante” e “impactante”. No me estoy dejando llevar por los miedos, pero veo los miedos de Álix y me asusto. Soy adulta ¿me he vuelto niña de repente?, ¿tengo miedos como cuando era pequeña?, ¿me ha devuelto Adrián Papadopoulos a mi niñez? Sea como sea, me ha impactado mucho más este álbum que cualquier novela de terror. Y creo que a los niños les puede pasar igual (especialmente a los más impresionables) o demostrar que son más valientes que yo, que ellos disfrutan de la fantasía con una mente mucho más abierta y clara que la mía, que saben diferenciar entre una imagen falsa y una real, y aceptarla sin temor.
 
En este álbum el ilustrador juega maravillosamente a juntar dos seres diferentes para crear una única criatura; la mente humana puede aceptarla o temerla, pero en todo caso hay dos cosas obvias: nada es lo que parece, y debemos aprender a diferenciar entre lo real y lo fantástico. Y es que de miedos va este libro, de miedos y de superación. Y el primer paso es descubrir qué significan esas imágenes que cobran vida en los sueños de Álix.
 
Álix impresiona cuando se quita las sábanas de la cama y ves su cuerpecito sin piernas, pero afortunadamente a partir de ese momento el recorrido es a la inversa: no va hacia el terror si no hacia la aceptación y la positividad, hacia las cosas buenas que ha aprendido en su recorrido fantástico-nocturno de pesadilla.
 
Y si es impactante la historia, impresionante es, sin duda, la ilustración. Me he sentido maravillada ante sus dibujos, la forma en que funde los fondos, las líneas de sus protagonistas (el niño, las plantas, los animales, los objetos...) y esa fantasía capaz de unir a un niño con un bicho con alas y crear una fantasía visual, página tras página, ilustración tras ilustración.
 
Estoy realmente sorprendida con Papadopoulos.
 
Anika Lillo