la felicidad de los ogros
Título: la felicidad de los ogros
Título Original: (au bonheur des ogres)
Autor: Daniel Pennac
Editorial:
Mondadori
Copyright: Barcelona, 2000
ISBN: 84-397-0459-3
Etiquetas:
Argumento:
Benjamín Malaussène lleva una vida de perros. Vive en una casa destartalada, en el peor barrio de París, rodeado de inmigrantes magrebíes, senegaleses y demás gente exótica. Se encarga de los sucesivos hijos que su madre va echando al mundo, todos de padres distintos; Clara, la fotógrafa de la que Benjamín está secretamente enamorado (pero nada de incestos; eso sería muy banal); la huesuda Thérèse, quiromante y echadora de cartas que siempre acierta, a pesar de que Benjamín no crea en esas paparruchas; Jérémy, todo un gamberro; el Pequeño (se llama así) y Verdún, el bebé rabioso que acaba de depositar en sus manos su madre, antes de volver a desaparecer, enamoradísima como siempre.
Benjamín trabaja de "chivo expiatorio" en unos grandes almacenes, es el pobre empleado a quien derivan todas las quejas de los clientes insatisfechos con las compras realizadas, y es muy bueno en su oficio; pone tal cara de pena que al final el cliente enfurecido se marcha aliviado de no ser responsable del despido de Malaussène y, por supuesto, sin que se le reintegre el valor de su compra. Para colmo, en los almacenes empiezan a estallar bombas, y Malaussène es el blanco de todas las sospechas. Pero Benjamín nunca, nunca, pierde el buen humor.
Opinión:
Aunque parezca que en el argumento he destripado la novela, nada más lejos. Aún pasan muchas más cosas, y todas narradas con un estilo absolutamente personal que me enamoró rendidamente. Porque no he citado ni a una tercera parte de los personajes que aparecen en esta novela, ni cómo transcurre y se resuelve el asunto de las bombas, ni nada de nada.
Corred a comprarlo, o a sacarlo de la bibioteca. Es la saga más fascinante que he leído en mucho tiempo. Y si os quedáis con ganas de más, existen cuatro novelas que continúan las aventuras de la familia Malaussène, a cual mejor.
Vamos, que si al menos no las hojeáis, ya no os ajunto. Porque si les echáis un vistazo, el libro no querrá abandonaros nunca más, y os seguirá a todas partes, como el perro de Benjamín (también hay un perro, sí. Epiléptico, para más señas)
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