Los colmillos del Trópico

Opinión:

Siempre es agradable descubrir nuevas voces en el panorama literario y, cuando estas son verdaderamente buenas, dicha sensación es aún mayor. Es lo que me ha ocurrido con Enrique Vaqué, un químico valenciano que, tras publicar varios relatos y poemas, debutó en el terreno de la novela con "Los colmillos del Trópico", novela editada por Almuzara y que, personalmente, creo que no ha podido tener mejor debut.

"Los colmillos del Trópico" es de esas historias que logra captar la atención del lector desde la primera página. La novela está estructurada, solo, en cuatro capítulos bastante largos, pero no son de los que cansan y aburren sino todo lo contrario. Desde la primera palabra, el lector se deja cautivar por la historia de Jorge y por la de Lorenzo. Tanto una como la otra tienen el gancho suficiente para impedir que el lector se aburra.

Ambos son personajes que, aparte de ser creíbles y estar muy bien construidos, tienen todos los ingredientes para seducir al lector. Jorge, a su vez, es el narrador de la historia. Desde su lecho, en ese hospital guineano, va narrándole a Lorenzo y al lector lo que le ha ocurrido. Una historia bastante escabrosa en la que el lector asiste a una situación que puede que no sea tan imposible: la mutación de animales, en este caso perros.

Jorge le cuenta a Lorenzo lo que ha sucedido. La propia lucha interna a la que ha tenido que enfrentarse al mezclarse en ella su ética como naturalista. Frente a él Lorenzo, un sacerdote católico que comparte con él su pasado, su estancia en el Portugal de la Dictadura de Salazar, su vuelta a África y su compromiso con su Continente. Pero la novela no se limita a a una alternancia a la hora de narrar la historia de ambos sino que, también, hay un enfrentamiento, una pugna entre ambos, entre el paganismo de Jorge y el cristianismo de Lorenzo. Este enfrentamiento es uno de los puntos más fuertes de la novela, en él se aprecia un trasfondo filosófico muy interesante.

Junto a ellos están los personajes secundarios. Julián, Bárbara, la hermana Alicia y Laura. Todos ellos tienen su papel no solo dentro de la historia sino de la propia vida de Jorge. Como los protagonistas, son personajes muy bien construidos, creíbles, reales. En este aspecto, el de construir personajes, el autor es muy bueno. Gracias a ellos, la novela resulta tan perfecta. Son otro de los aspectos positivos de la misma. Destaca, también, que ninguno de ellos sea perfecto, que todos tengan sus luces y sus sombras. Trasfondo que es un claro reflejo del estilo tan bueno del autor.

Enrique Vaqué sabe escribir. Antes he dicho que los capítulos son largos, en ellos abundan los párrafos descriptivos que van intercalándose con diálogos también largos, sobre todo cuando ambos protagonistas van contándose y relatando aspectos de su vida pasada. Pero, pese a la longitud, ello no se traduce en un ritmo lento, aburrido sino todo lo contrario. En cada capítulo hay garantizada una intensidad narrativa muy grande. Hay mucho ritmo y acción la cual va aumentando a medida que llegamos al final. Hay escenas muy impactantes narradas con un estilo que hacen que el lector no sólo se meta de lleno en ella sino que, francamente, llegue a pasarlo mal. Hay una tensión palpable que hace que "Los colmillos del Trópico" sea una novela viva.

Otro aspecto que hay que destacar en ella es su ubicación. La acción se sitúa entre Valencia y Guinea. El situarla en este país africano, dando también lugar a magníficas descripciones de su geografía, hace que esta novela pueda ser catalogada como novela Landscape aunque predomine en ella la parte de intriga y ética. Al mismo tiempo, el tema principal de la misma la sitúa dentro de las novelas catastróficas.

Todo ello hace que "Los colmillos del Trópico" sea una novela que nadie debería dejar escapar lo mismo que a su autor. Enrique Vaqué se ha desvelado como un autor que sabe escribir y que sabe cómo lograr que el lector no quiera abandonar la lectura hasta llegar al final.

Una lectura con la que se disfruta de principio a fin. 

Ysabel M.